Memo­rial Gue­rra Civil

La mayo­ria de los memo­ria­les expre­san la dure­za, tris­te­za y oscu­ri­dad de los acon­te­ci­mien­tos. El Memo­rial de la Gue­rra Civil de Sant Jor­di Des­valls quie­re ren­dir home­na­je a los que la sufrie­ron, pero expre­san­do los aspec­tos posi­ti­vos de los que murie­ron deja­ron en el pueblo.

Con­cep­to

 

La mayo­ria de los memo­ria­les expre­san la dure­za, tris­te­za y oscu­ri­dad de los acon­te­ci­mien­tos. El Memo­rial de la Gue­rra Civil de Sant Jor­di Des­valls quie­re ren­dir home­na­je a los que la sufrie­ron, pero expre­san­do los aspec­tos posi­ti­vos de los que murie­ron deja­ron en el pueblo.

El mural repro­du­ce pie­zas que simu­lan azu­le­jos de car­ta­bón típi­cas de la cerá­mi­ca local, don­de la mitad supe­rior ha des­apa­re­ci­do. El vacío repre­sen­ta la gen­te que des­apa­re­ció duran­te la gue­rra. En estos espa­cios vacíos se colo­ca un meta­cri­la­to de color en per­pen­di­cu­lar a la pared, que en una visión fron­tal es casi imper­cep­ti­ble. Cuan­do el sol ilu­mi­na el mural, se fil­tra la luz i deja los azu­le­jos de cerá­mi­ca blan­ca baña­das de color, sim­bo­li­zan­do la memo­ria de los caídos.

Cada día del año y cada hora del día se crea un efec­to diver­so ya que el sol inci­de des de un ángu­lo dife­ren­te. Por la noche, la obra se ilu­mi­na des de un pun­to de luz que al atra­ve­sar el meta­cri­la­to, tiñe de color las pie­zas cerá­mi­cas con un efec­to controlado.

Los colo­res de la com­po­si­ción son el de las ama­po­las que bro­tan en los cam­pos de alre­de­dor del pue­blo en pri­ma­ve­ra, como sím­bo­lo de resi­lien­cia des­pués del frío invierno.

A fin de no dañar la facha­da his­tó­ri­ca se cuel­ga el mural con un sis­te­ma de facha­da ven­ti­la­da. El mural que­da atra­pa­do en la estre­chez de las calles del cas­co anti­guo del pue­blo, de mane­ra que no se ve ente­ro casi des de nin­gún pun­to, pro­vo­can­do movi­mien­to en el usua­rio para poder ver la par­te escondida.